LA PINTURA DETERMINA LA IMAGEN
Cy Twombly
Cuando hay una inocencia real, como, por ejemplo
en el dilema de las sensaciones (como multiformes inquietudes motivadas por el
deseo y el temor).
La inocencia es blanca. Puede consistir en el
estado clásico del intelectual o en un mundo neorromántico de recuerdos o bien
en la blanca inocencia simbólica de Mallarmé.
No es posible examinar con exactitud el
significado y contenido actual de la inocencia. No obstante, ella constituye el
paisaje de mis acciones y tiene que significar algo más que una mera elección.
Cada uno refleja sus propias intenciones. En este
sentido la acción debe contribuir a la realización de algo. Por eso el actuar
constituye la primera sensación del pintor.
Al pintar, tal actuación consiste en dar forma a
una imagen, en el apremiante impulso de crear, la presión directa o indirecta
que conduce al clímax del arco creador agudo (y cuando digo “dar forma” no me
refiero a formalizar nada ni tampoco a la organización general de la “belle peinture”.
Esos problemas son fáciles de comprender y solucionar y han producido con
frecuencia suficientes obras bellas e incluso importantes.)
Pintar determina la imagen y por eso es lo que más
explica la idea o el sentimiento que contiene un cuadro.
Yo rompo aquí ahora con los procedimientos pictóricos
generales.
Pintar lleva siempre consigo una determinada
crisis. O al menos el momento decisivo de la percepción y la relajación (y
cuando hablo de crisis no me refiero al centro de un estado mórbido, igualmente
podría proceder de un impulso extático o tejer durante el proceso de realización
del cuadro todo una red de estados). Debe exigirse la última esencialidad,
aunque esté ”contaminada”.
Hoy, cada línea es experiencia actual de su propia
historia implícita. No explica nada, es el acontecer de su propia materialización.
La creación de imágenes constituye más bien una indulgencia privada, aislada y
clemente, como la totalidad abstracta de las percepciones ópticas.
Es difícil explicar una cosa así. Pero se enmaraña
uno en la esencia (igual que ocurre personalmente), en una síntesis de
sentimientos, intelecto y otras cosas que, sin estar separadas unas de otras,
aparecen cuando se entra en acción. Es absurdo pensar que puede caer uno en l
oscuridad o en un nihilismo subjetivo. Tales ideas solo las puede sostener
gente que carece de experiencia o de poder adquisitivo.
En blätter und
bilder 12, Würzburg, enero-febrero de 1961, pp. 62 y ss.
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